“Desde el río hasta el mar”. Aunque el debate acerca de si esta frase es antisemita se ha intensificado en los medios de comunicación españoles las últimas semanas por su utilización por parte de la vicepresidenta Yolanda Díaz –y la exigencia de dimisión por parte del Estado de Israel– la acusación sobre este histórico lema palestino ha sido muy frecuente en los últimos tiempos. En Alemania, por ejemplo, su uso en las manifestaciones ha sido prohibido y en España el Museo Nacional Reina Sofía cambió el nombre de una actividad llamada Desde el río hasta el mar; solidaridad internacional con Palestina después de recibir presiones israelíes..
Quienes defienden su naturaleza genocida lo hacen aduciendo que supone de facto la eliminación del Estado de Israel, aunque en la frase solo se pueda leer la existencia de una Palestina considerada histórica por los palestinos, desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo.
La frase en inglés suele enunciarse con una segunda parte que difícilmente puede entenderse en su literalidad como un lema que pretenda la eliminación del enemigo: “Desde el río hasta el mar, Palestina será libre”. En España, por aquello de la rima, el cántico que suele escucharse en las manifestaciones es “Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá”. Tampoco puede descifrarse sin hacer retruécanos interpretativos como una invitación al exterminio judío.
Tal y como explicó la historiadora Maha Nassar en 2018, la expresión se hizo popular en círculos de Fatah en el contexto internacional de lucha por la descolonización en África y Asia en los años sesenta (similar al de la descolonización francesa de Argelia de 1962, por ejemplo). El horizonte político entonces era el establecimiento de un Estado secular en toda Palestina, en el que los judíos disfrutarían de plenos derechos iguales si permanecían en territorio palestino. La posición de Fatah y la OLP fue virando en los ochenta y noventa hacia la solución de los dos Estados, lo que fue considerado una traición por parte de la causa palestina. Es en este momento cuando la utilización de “desde el río hasta el mar” aparece también en la órbita del nuevo actor en liza, Hamás, sin que por ello se haya dejado de utilizar por el resto de actores implicados en la causa pro-palestina ni en el movimiento internacional de apoyo a Palestina hasta hoy.
En realidad, el conocimiento de los contextos y genealogías del lema es enriquecedor, pero no importante. No habiendo nada en él que denote eliminacionismo, ¿qué tendría de extraño que un pueblo que considera ocupado su territorio apelara a su recuperación? Son miles los movimientos nacionalistas que existen en el mundo sin que por el mero hecho de existir, como parecería ser el caso aquí, sean acusados de incurrir en intenciones genocidas.
En la propia acusación se refleja parte de la asimetría material y moral en la que se desarrolla el llamado conflicto palestino. Yousef Munayyer expresa perfectamente el doble rasero racista que subyace:
“La afirmación de que la frase “del río al mar” conlleva una intención genocida no se basa en el registro histórico, sino más bien en el racismo y la islamofobia. Según la lógica, no se puede confiar en estos palestinos; incluso si piden igualdad, su verdadera intención es el exterminio. Para justificar la violencia interminable contra los palestinos, esta lógica busca caricaturizarnos como salvajes irracionales empeñados en matar judíos”.
Islamofobia que es especialmente preocupante en Europa hoy en día y que tienen una tradición en nuestro país al menos tan arraigada como el antisemitismo. Desde hace ya nueve meses, el territorio de Gaza ha quedado subsumido entre cascotes, su población civil abrasada por ataques aéreos, todas sus infraestructuras han sido destruidas (incluyendo hospitales y escuelas), su población desplazada…Creo que podríamos decir, sin temor a equivocarnos ni a incurrir en el antisemitismo, que es el Estado de Israel quien, pasando de las palabras a los hechos, está poniendo en práctica hoy políticas, que no lemas, eliminacionistas.