A lo mejor te has tropezado alguna vez en tu ciudad con un adoquín dorado que asoma levemente de la acera. Es un Stolperstein, una piedra conmemorativa que recuerda a un deportado en un campo de concentración nazi frente a la última casa donde vivió. Pero es también un antídoto contra la amnesia y, en la ciudad de Madrid, sus colocaciones son rituales emotivos oficiados por Isabel y Jesús, dos vecinos de Carabanchel que hace años hicieron suya esa misión de todos.
Han tenido la generosidad de enviarnos unos audios en los que nos explican el trabajo detrás de irrumpir en las aceras para transformar la memoria de las calles. También, nos han hablado sobre cómo acercan a los centros escolares el proyecto que en su día creara el artista alemán Gunter Demnig y hoy es ya universal. Si queréis conocerlos más, a ellos y a otros agentes de la memoria democrática como los carteros y las porteras, escuchad el siguiente audio.
